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miércoles, 23 de diciembre de 2009

Breve historia del DRAMÓN psicoanalítico: Los celos como encrucijada irresoluble tras unas (sabias?) palabras de Leviatán

Keywords: Necesidad neurótica de amor, culpa, andropocentrismo, matrimonio selectivo, conflicto, estado de guerra hobbesiano

*

Me siento celoso de todas las personas que citas en tu carta, las que nombras y las que no, de los hombres y las muchachas, de los comerciantes y los escritores (y especialmente de éstos) [...] Siento celos de Werfel, de Sófocles de Ricarda Huch, de la Lagerlöf, de Jacobsen. [...] Pero resulta que en tu carta todavía aparecen otras personas; quisiera enfrentarme a todas ellas, no para infligirles algún mal, sino para apartarlas de ti, para liberarte de ellas, para poder leer sólo cartas en que se hable exclusviamente de ti, de tu familia [...] y naturalmente, ¡y naturalmente!, de mi.

Correspondencia de Kafka a Felice, citada por Canetti en ‘El otro proceso de Kafka’


Pero los celos, claro, son la trampilla que da acceso al contrato. Los hombres responden a los celos diciendo: «Nadie más la tendrá. La tendré yo… me casaré con ella. La cautivaré de ese modo. Mediante la convención». El matrimonio cura los celos. Por eso lo eligen tantos hombres. Porque no están seguros de esa otra persona, le hacen firmar el contrato: No haré, etcétera.

Philip Roth, El animal moribundo


Como celoso sufro cuatro veces: porque estoy celoso, porque me reprocho el estarlo, porque temo que mis celos hieran al otro, porque me dejo someter a una nadería: sufro por ser excluido, por ser agresivo, por ser loco y por ser ordinario.

Roland Barthes, Fragmentos de un discurso amoroso


Los celos son una ecuación con tres términos permutables (indecidibles): se está siempre celoso de dos personas a la vez: estoy celoso dequien amo y de quien lo ama. El odiosamato (así se dice “rival” en italiano) es también amado por mí: me interesa, me intriga, me llama.

Roland Barthes, ibíd


Los celos físicos son un producto de la imaginación y al propio tiempo constituyen un juicio que uno hace de sí mismo. Atribuimos al rival los sucios pensamientos que tuvimos en las mismas circunstancias.

Albert Camus, La caída

*

el objeto del amor es la posesión constante de lo bueno

Diotima, en El banquete


¿Por qué te esposé y por qué tus padres te entregaron a mí? [...] Porque hemos reflexionado, yo por mi lado y tus padres por el tuyo, acerca del mejor compañero con el que podríamos asociarnos para nuestra casa y nuestros hijos”.

Iscómaco, citado por Foucault en Historia de la sexualidad II


¿Por qué no amamos ni a un joven feo, ni a un guapo anciano?

Cicerón, Tusculanas


[el amor] es más perfecto, cuanto lo es el objeto.

Mateo Alemán, Guzmán de Alfarache


si como el cielo me hizo hermosa me hiciera fea, ¿fuera justo que me quejara de vosotros porque no me amábades?

Marcela, en El Quijote I

*

¿Qué juicio tiene un hombre que a ladrones descubre sus tesoros? ¿Con qué descuido duerme o cómo puede nunca reposar sin temor que no se los hurten? ¡Que fuese yo tan ignorante, que, ya que pasaba por semejante flaqueza, viniese por interés a dar en otra mayor, loar en las conversaciones en presencia de aquellos que pretendían ser galanes de mi esposa, las prendas y partes buenas que tenía, pidiéndole y aun mandándole que descubriese algunas cosas ilícitas, pechos, brazos, pies y aun y aun... a—quiero callar, que me corro de imaginarlo—para que viesen si era gruesa o delgada, blanca, morena o roja! [...] ¡Que le consintiese visita y aun se las trujese a casa y, dejándolas en ella, me volviese a ir fuera, y sobre todo quisiese hacerlos tontos a todos, para que me diesen a entender que creían ser aquello bueno y lícito, siendo depravado y malo! ¡Que la hiciese salir a solicitar comisiones y buscarme ocupaciones a casa de personajes que la codiciaban, y que me diese por desentido de la infamia con que a su casa volvía con ellas o sin ellas! ¡Que, dándole tantos banquetes, joyas, dineros y vestidos quisiera yo creyesen se los daban a humo muerto y por sus ojos bellidos, por amistad sola, sencilla, sin doblez y sin otra pretensión! ¿Qué puedo responderme o qué podía esperarse de mí, que no sólo lo consentía, mas juntamente lo causaba?

Mateo Alemán, ibíd

*

De esta igualdad en lo que concierna a las capacidades, surge una igualdad en la esperanza de conseguir nuestras metas. Y si, por tanto, dos hombres desean una misma cosa que no puede ser objeto de disfrute para ambos, devienen enemigos; y en su camino hacia su fin (que es principalmente su propia conservación, y a veces sólo su delectación) se esfuerzan mutuamente en destruirse o subyugarse...

Thomas Hobbes, Leviatán


encontramos tres causas principales de riña en la naturaleza del hombre. Primero, competición; segundo, inseguridad; tercero, gloria.

El primero hace que los hombres invadan por ganancia; el segundo, por seguridad; y el tercero, por reputación. Los primeros usan de la violencia para hacerse dueños de las personas, esposas, hijos y ganado de otros hombres; los segundos para defenderlos; los terceros, por pequeñeces, como una palabra, una sonrisa, una opinión distinta, y cualquier otro signo de subvaloración, ya sea directamente de su persona, o por reflejo en su prole, sus amigos, su nación, su profesión o su nombre

Thomas Hobbes, ibíd


Juzguen por ustedes mismos.

7 comentarios:

Luna Miguel dijo...

http://www.youtube.com/watch?v=6a_EJsdo88c

carlos maiques dijo...

Resumiendo:

Cuando otro es mejor (compite para continuar así)

Cuando uno es inferior -o lo piensa- (se defiende de lo que es -o ve como- una amenaza)

Cuando uno quiere ser otro (busca ser considerado como el futuro otro)

O puede que nada sea tan limpio, ni tan claro. Un saludo.

Ibrahim B. dijo...

Añadiría:

Si te defiendes demasiao', eres un pesao'.

Si no te defiendes na', acabarás como el Guzmán.

Parece que está jodida la cosa, sí, a juzgar por la literatura que tenemos.



Felices fiestas.

carlos maiques dijo...

Too much for nothin!?

Too less too late?

Live 4 Love



Felices fiestas...

Ibrahim B. dijo...

A propósito de ser considerado otro, era el discurso sobre la desigualdad de Rousseau (muy próximo al de Montaigne, por cierto) el que hablaba de: cuando el sujeto advierte cómo el mejor cualificado obtiene una parte indebida de los bienes, entonces empieza la vorágine por el cosmético y la proyección del holograma; algo que nos llevaría a asociar el debate a los conceptos de civilización, artificio, Maquiavelo, etcétera.



Abrazo,

carlos maiques dijo...

"civilización, artificio, Maquiavelo, etcétera."

Estemos atentos pues a las palabras de ese príncipe, Mefistófeles y Leviatán, el kit de preguntas sin respuesta evidente.

Lo que es dado, lo que se conquista, y lo que se usurpa, como en la colección de cuentos de Francisco Ayala (creo que te gustaría); al final, hablamos de "merecer", pero ello ya es un desplazamiento muy grande de una situación pre o a-moral a otra llena de culpas y reproches. No se puede ser consecuente en su integridad, y desde la honradez, el intentarlo -o el hacerlo, a lo jedi- implica una serie de conflictos. La vida virtuosa es un camino escarpado, pero también la otra vida tiene sus peligros,y sus reflejos. Una vez,otra, y más lejos, otro grupo de incógnitas se arriman al fuego.

Old Hundred dijo...

Barthes y Camus me están definiendo.