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jueves, 24 de diciembre de 2009

MadriZombie (por Luna Miguel)

En la saga de El Efecto Axe o Exhumando al Dios Gregopagano Modernakis, tenemos el placer de presentarles MadriZombie como particular regalo navideño: un reportaje CAÑERO, coolhunter y nada apocalíptico de Luna Miguel.
Antón Feijóo estuvo detrás del obturador.
Auténtica antropología de Club, eh.



Mensaje zombie


Una vez la mutación se ha completado, el nuevo órgano reanima el cuerpo de una forma que guarda poco parecido (fisiológico) al cadáver original. Algunas funciones corporales se mantienen constantes, otras operan con capacidades modificadas completamente. Este nuevo organismo es un zombie.
MAX BROOKS


FUCK YOU

Estar ahí, esa es la cuestión. Estar en el momento en que Jay hace girar un vinilo y suena Talk like that, de The Presets. Estar ahí, en el preciso instante en que uno de los DJ levanta los brazos y te invita a enloquecer, a ti, y a las otras mil personas de la sala, como si fuerais uno solo, bajo la luz naranja y amarilla de los neones. Fuck you fuck you fuck you: esa es su carta de presentación; el mensaje que brilla cada miércoles y cada sábado en las pantallas del techo de las fiestas Zombie y Pantera celebradas en club Charada de Madrid. Filosofía Zombie. Política electrónica. Comunismo cool: “en nuestras fiestas tú eres el protagonista”, señala Egdar, uno de los encargados de darle caña a la nueva noche madrileña. Más allá de Nietzsche: Dios ha muerto, sí, el Dios DJ ha muerto. “Nos gusta ser cercanos al público, nos gusta que éste participe, nos gusta que se sientan como en un concierto de rock de su grupo favorito, por eso cortamos las canciones, para que ellos canten y se escuchen cantar” cuenta Edgar, “que su voz forme parte de la música” añade Jay. Estar ahí, esa es la cuestión. Ser Zombie, esa es la actitud.



Jay y Edgar

HUMAN AFTER ALL
Zombies pero humanos. Un zombie es un muerto resucitado por medios mágicos, un muerto viviente que se alimenta de cerebros, un símbolo, si queremos de resurrección; como la moda, que muere a cada minuto y sin embargo vive, el espíritu zombie es el de la adaptación y renovación de las tendencias. “No hemos inventado nada” confiesa Edgar. Se nutren de lo que quieren: StreetLife, Fuck The Police, Bad Brains, Sex, Rock & Roll, Electro Sounds, New Disco, 80´s, T-shirts & Sneakers, Hard Sounds, Vans, Nike, Bikes & Skates, Punk ... por ejemplo.

Les gusta el cine de la nouvelle vague y David Lynch, les gustan las fotografías del americano Terry Richardson y los álbumes artísticos de la editorial Taschen. Leen la Neo2, los periódicos de izquierda y Vice. “No tenemos demasiado tiempo para leer novelas, con los viajes, las noches locas, el bar… hace mucho tiempo que no nos detenemos a leer un libro”, pero les encantaría hacerlo, les encantaría, de hecho, promover una Literatura Zombie con fotos de las fiestas y de los colegas, capitaneada por los textos del periodista zombie Popy Blasco, como esos especiales de Vice que incluyen textos de los jovencísimos norteamericanos Lesley Arfin o Tao Lin.

Un híbrido de referentes, ensalada de drogas, track lists alocados (la música no tiene sexo): de Metallica a Daft Punk, de Kavinsky a Julio Iglesias: Julio Iglesias mola (sic), de Babe Ruth a Vitalic, etc. Electrónica con pelotas, dicen, “nos gusta mezclar lo incombinable”. Distintos estilos. La música no tiene sexo. Temas de ahora y de antes: volver a la vida o la renaissance de esa canción que el cerebro escuchó veinte años atrás. El regreso a la juventud más rebelde gracias a la música y a la estética, pues los Zombie Kids, que biológicamente se acercan a la treintena, siguen cometiendo las mismas locuras que cuando tenían dieciséis años.

Una filosofía adolescente: actúa como quieras, vístete como quieras, baila como quieras, tatúate, enseña las bragas, baila como un robot, come hamburguesas grasientas, pasea por el centro de Madriz montado en tu flamante bici con un pasamontañas terrorista y muéstrale a la gente lo jodidamente feliz que eres: tenemos toda la noche por delante, tenemos todo el cuerpo. Una línea de camisetas propias (antes de todo esto su negocio era el de la ropa retro de segunda mano), flyers informativos con las citas más importantes de la semana, el Zombie-Bar de la céntrica Calle del Pez, donde uno puede consumir Coronitas, mojitos y cafés espumosos a cualquier hora, y, por qué no, hasta esa posible futura Zombie Magazine es todo lo que hay detrás de este ambicioso proyecto. Empresa punk al servicio de la modernidad. Un intento de renovación, quizá, para igualar el panorama que presentan otras ciudades europeas, Londres, Berlín, París (Justice pour tous!): “a diferencia de estas, Madrid nunca ha sido capaz de crear tendencias, nunca ha sido la primera en nada, además, en tema de moda siempre ha estado a la sombra de Barcelona, sin embargo se adapta a esas modas muy rápidamente. Hoy por fin el eco zombie comienza a despuntar”. Todos quieren seguir nuestro ritmo. “Yo no sé por qué vengo, nunca me lo he planteado, quizá porque lo necesito” dice uno mientras sostiene un cacharro analógico con flash de color rojo y baila Vitalic.

“Pues yo vengo porque aquí no hay nada igual, antes salía por otros sitios, cada fin de semana cambiaba, pero desde que hace dos meses descubrí las fiestas Pantera, no me he saltado ninguna”, asegura otra. La identificación, la necesidad, el reconocimiento… “si no has pisado el Zombie es porque eres gilipollas”. Merece la pena hacer la cola, dicen, “una vez dentro nos comportamos como animales, nos desnudamos, bailamos mal y bebemos alcohol dulce”, los precios de las copas, aunque elevados, no importan, si hay que estar, hay que estar y punto “a veces una tiene que sacrificarse por lo que le gusta, me da igual dejarme veinte pavos; cuando me voy de aquí de madrugada, salgo feliz”.

Quizá porque la Moda Zombie es la antimoda, la moda de todas las modas, en la que todo vale. “A nuestras fiestas vienen pijos, vienen heavys, vienen punks, y raperos y modernos, y góticos, y mucha gente con pintas”. Les gusta que allí entre gente de todo tipo “pero si es con pintas, mejor, así es más divertido”. Camisetas de grupos, zapatitos de charol, mallas de ballet con medias de leopardo, bandanas rosas y moradas, gorras gigantes, hombreras, vestidos con estampado de flores punk, chalequitos y sombreros, cinturones con calaveras, camisas transparentes, bragas de dibujos animados, calzoncillos Pacman, vaqueros rotos de talle alto hasta los sobacos, petos, botas de militar, zapatillas de deporte de las caras, suma y sigue. Que a los Zombies les gusta ponerse guapos: son humanos, después de todo.


1 comentario:

Luna Miguel dijo...

el 30 te vas a enterar, guapuno