Llegará el día en que los críticos literarios tengan que poner un rótulo en sus buzones. Simulando las advertencias de ciertas editoriales.
«No se admiten títulos no solicitados. Gracias.»
Just kidding.
Ya sabéis que mi visión del mercado editorial español, al menos en cuanto a la literatura independiente o mejor dicho de tiradas no masivas se refiere, es muy optimista: se publica mucho y muy buenos títulos. Lo cual obliga a cambiar radicalmente la concepción del hecho literario. JULIO ORTEGA lo dijo hace unos meses en su blog:
El más importante cambio es el que ha convertido al escritor de héroe del discurso disidente en figura trivial de las novedades. Este fenómeno, según el cual la producción de nuevos títulos excluye a unos y otros, es sintomático de algo más serio. Ha cambiando la noción del lugar del hecho literario, que ya no es más la "trascendencia" de las obras inmortales, sino la precariedad fugaz del presente, cuyo simulacro es la moda. Sólo los escritores muy menores se asumen desde la perspectiva de la eternidad. Hoy sabemos que la mejor literatura es la que lleva el perfume de lo precario, por durable que sea, el temblor de lo pasajero. Las disciplinas del saber y el funcionariado académico, que regenta el monólogo cultural, han dado en creer que la mejor literatura es la canónica, que decide las jerarquizaciones. Nos hemos vuelto ligeramente patéticos luchando contra el sistema, o demasiado complacientes viviendo de él. Pero la buena literatura, desde Cervantes, ha estado siempre sometida por el peso de las malas artes. Ha inventado, eso si, una nueva sensibilidad para ser recuperada más tarde. Toda buena literatura está libre en su misma precariedad: queda librada al milagro de la lectura. Milagro: ver más.
Es decir, la literatura, la de tiradas reducidas, por supuesto, también simula los patrones de las carteleras de cine. Tenemos tres meses para encontrar nuestros títulos de interés en las librerías. Y pasado ese tiempo, estamos obligado a pensar en otros libros. De lo que se infiere que los lectores no tardarán en empezar a pensar como sigue:
¡Rayos! Este mes no tengo pasta para libros. ¡Me esperaré al mes siguiente para comprar novedades GUAPAS!
Ciertamente, en los últimos meses he estado algo más alejado de mi actividad como crítico. Pese a lo cual hemos seguido recibiendo ejemplares. En ocasiones hasta seis títulos por semana, excluyendo otras adquisiciones. Cosa que, evidentemente, me causa severos problemas de conciencia. Puedo leer esos libros pero no hablar de ellos como me gustaría. En el siguiente post, entonces, me ocuparé de hablar de ciertos títulos que han llamado mi atención en la primera mitad del año.
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Hilos de Sangre, GONZALO TORNÉ (Mondadori). Vamos a ver. Quizá la dificultad principal de Torné haya sido el aval de un crítico que, creo, goza de escasa simpatía entre ciertos lectores, IGNACIO ECHEVARRÍA. Ahí es. Como digo, el problema (o sea lo positivo) es que Echevarría llevaba mucha razón al compararlo con peces gordos como MARÍAS, MAGRINYÀ, GOPEGUI, BENET… Otra afirmación acertada de Echevarría: «de buenas a primeras entra a jugar en la liga de los grandes, a la que todavía no ha accedido ninguno de su generación.» Cierto: ¿de dónde ha salido este tipo (1976) extremadamente ambicioso? El otro problema (el otro aspecto positivo) es que el funcionamiento de la crítica va en su contra. Siguiendo el modelo de Mercado Literario Cartelera-De-Cine, un crítico cuenta con muy poco tiempo para analizar una novela que, debido a su envergadura, puede exigir Años de lectura. ¿Es malo que una novela como la de Torné no admita ser leída en un solo golpe? ¿Se imaginan que a comienzos de siglo XX un crítico literario recibe un manuscrito titulado Ulysses, y su jefe en el periódico le dice: «chico: tienes, como mucho, como muchísimo, 90 días para reseñar este libro». Pues eso. Gonzalo Torné, Puto Amo.
El espíritu de mis padres sigue subiendo en la lluvia, PATRICIO PRON (Mondadori). Con la nueva novela de Patricio Pron [en adelante, Patricio] tenía un miedo atroz antes de su salida. Patricio es buen tío (los más escépticos habréis visto fotos nuestras en Facebook, lo cual, miserables conspiroicos, os hará sospechar mucho de lo que diga), y ya había hablado de sus dos libros anteriores. Si me gustaba la novela y quería hablar de ella, mal; si no me gustaba, Cristo Mal. La novela, así es, me gustó. Tengo la sensación de que Patricio escribe y trabaja pensando en Estocolmo hacia finales de 2030. Quienes lo han leído sabrán de qué hablo. Lo extraño de esta novela de trasfondo político, que quizá en España equivaldría a una novela sobre la Guerra Civil o transición, es que resulta una novela e-mo-cio-nan-te. Y digo esto porque a Patricio lo leo prácticamente cada día en su blog, y como crítico es extremadamente frío, calculador y correcto. A menudo pienso que su crítica es inteligente pero carece de alma, como un informativo económico. El espíritu, en cambio, puede emocionar por su historia, pero no por el tono al que recurre. Lo cual es un efecto extraño. Su final, además, puede ser considerado ñoño o exageradamente complacinte. Pero sigue siendo emocionante. Y ese contraste fastidia y plantea muchas preguntas.
Asesino Cósmico, ROBERT JUAN-CANTAVELLA (Mondadori). Aparte de lo que ya hemos hablado en este blog, seguramente el libro de Robert es el más firme candidato al award por el experimento literario del año. Un experimento relacionado no tanto con la literatura como con el mercado editorial. ¿Cómo leemos en un libro de Mondadori a un autor de ficción Pulp? ¿Cuáles son las implicaciones de ello? Muy sagaz ahí, Robert.
Habladles de batallas, de reyes y elefantes, MATHIAS ENARD (Mondadori). Mathias Enard me encanta por cuestiones muy personales. Quiero decir. Tanto con Zona como con su última novela, Enard se convierte en un excelente escritor político de temas trasnacionales. Lo cual no es muy frecuente. Ya digo: no a todo el mundo debe interesarle la identidad europea, pero se trata de un tema, ahora abordado a través de un vínculo apócrifo entre Oriente y Occidente, que a mí me fascina. La traducción de Cantavella, por cierto, es orfebrería fina. Un aplauso para los dos.
La nueva taxidermia, MERCEDES CEBRIÁN (Mondadori). Hipótesis: los escritores que traducen o han traducido escriben mejor que los que no traducen, precisamente porque no sólo trabajan frecuentemente con diccionarios, sino porque además crean lenguaje en ese espacio intersticial que supone la traducción. (Por ejemplo: vaso de poliestireno (Styrofoam Cup) es una expresión —española— que sólo leeréis en traducciones inglés-español: nadie pide Mocca en Vaso de Poliestireno en un Starbucks, pese a lo encantador de la expresión). Con Cebrián se aprende a escribir.
Cuentos de los 90, LUIS MAGRINYÀ (Caballo de Troya). En los últimos años he ido leyendo los libros de los que provienen los cuentos aquí reunidos. Ya sabéis que MAGRINYÀ es uno de nuestros autores más o menos secretos mejor guardados. Libro muy necesario.
Los Beats, HARVEY PEKAR y ED PISKOR (451 Ediciones). Pese a la precariedad del medio literario, en nuestro tiempo se ha consolidado la profesionalización de la literatura en numerosos oficios. La lectura en cómic de PEKAR, PISKOR y el resto de dibujantes y guionistas pone sobre la mesa esa época realmente dura para la cultura que fueron los años de los beats. Auténticas vidas de mierda, en verdad. Un must.
JOP, JIM DODGE (Capitán Swing). Award al traspaso del año. Jim Dodge, el mejor autor hasta la fecha de Alpha Decay, publica su primera ficción con Swing en una estupenda edición. Bah. Es un clásico. No hay que darle más vueltas.
Los enamoramientos, JAVIER MARÍAS (Alfaguara). Bien. Investigando para mi tesina encontré una nota del ínclito GARCÍA BERRIO en la que explicaba al filósofo alemán THEODOR LIPPS, responsable de la estética de la Einfühlung (empatía); Lipps hablaría, así pues, de la empatía entre el creador y el referente, y entre el espectador y la obra. Creo que Lipps, mezclado con Fernández Porta, mezclado con Pierre Bourdieu, mezclado con Jauss, podrían dar un método crítico bastante poderoso para resolver ciertos problemas extremadamente subjetivos que plantea la literatura. A lo que voy es. Los enamoramientos es puro virtuosismo, como suele decirse, benetiano (cosa que también nos podría llevar a pensar: Marías, ya te he visto dar 1000 toques al balón en el aire, ahora márcame un gol). Merece la pena leerlo. Tal vez nadie como Marías escriba con semejante conciencia de grand style. Lo que no quita que sus personajes me caigan extremadamente mal. Socioeconómicamente están muy por encima de mí. Os odio, personajes de Marías. No son sólo sois la clase de gente a la que evitaría por todos los medios tener que encontrarme en una fiesta, sino que además, si estuviera en mis manos, os sometería a toda clase de mobbing psicológico. He aquí mi explicación de Marías basada en la estética de la Einfühlung. Literariamente, en cambio, sigue siendo intachable.
El hacedor de Borges. Para los que hemos leído a AGUSTÍN FERNÁNDEZ MALLO (Alfaguara), El hacedor no supone una disrupción importante en su trayectoria. Ya es una firma más que reconocible. Y sin embargo, me resulta su mejor libro de narrativa hasta la fecha.
Ahora, escribo, de LOLITA BOSCH (Periférica). Hablaré en Quimera de este libro. Que mola bien. Antinovelas con aroma a lavanda.
X, PERCIVAL EVERETT (Blackie Books). También tengo pendiente hablar de este libro en otro lugar. De momento: Percivall es un negrata que mola. Iba siendo hora de que los editores españoles trajesen algo de la tradición afro en USA. Interesados en el tema, podéis seguir con la lectura de ISHMAEL REED, COLSON WHITEHEAD (publicado hace mogollón de años en Mondadori, si mal no recuerdo), EDGAR WIDEMAN o MAT JOHNSON.
Ultraviolencia, MIGUEL NOGUERA (Blackie Books). Risas No Enlatadas.
Los lemmings y otros, FABIÁN CASAS (Alpha Decay). Cuentos bastante divertidos, algo no tan habitual en la ficción breve. Sigo preguntándome porque me atraen aún aquellos relatos dedicados a fulminar el medio literario. Ya sólo «Casa con diez pinos» justifica de largo este libro.
Richard Yates, TAO LIN (Alpha Decay). Hemos hablado mucho de él. Merece la pena leerlo, sólo por la sangre que ha derramado entre las redes sociales de los críticos. Award al libro más polémico del primer semestre.
Fate, Time and Language, VV AA (Columbia University Press). DFW tiene mucho que ver con Russell, cuyo Principia Mathematica traza un arco de las matemáticas a la filosofía. Lamentablemente, los dos libros que mejor explican el complejo cerebro de Wallace, Everything and More y FTL, no están traducidos al español. Verdaderamente merecen el esfuerzo.
El médico detective, BERTON ROUECHÉ (Alba). También hablaré de Rouché con más detenimiento. Para los que no lo conozcan, su nombre representa a una figura clave en el periodismo divulgativo. Un hito del New Yorker. Y un narrador excelente.
Alma (Lengua de Trapo). JAVIER MORENO, junto a CARLOS PARDO, ANA GORRÍA, JUAN ANDRÉS GARCÍA ROMÁN, y algún otro que omita inconscientemente, es uno de los escasos poetas españoles de su generación que verdaderamente me gustan. En la presentación de Alma en Madrid, Luna Miguel dijo algo a tener en cuenta. El #Trendingtopic de la ficción en español en 2011 parece estar siendo [drum roll] el «yo»: ahí quedan Bosch, Pron, Pablo Muñoz, Cebrián, Carlos Pardo, Julio Fuertes… Su mejor acierto: probar a sacar adelante una novela (aparentemente) sin trama, y sostener ese pulso.
Dime qué (DVD). Por lo que sé del panorama, DAVID LEO GARCÍA, junto a UNAI VELASCO —inédito aún hasta la fecha—, son los mejores poetas de su generación. Pero no soy crítico de poesía. Me gustan mucho. Eso es todo.