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sábado, 9 de abril de 2011

Literatura política, ¿ese género menor?

Cielo negro, mar negro

Izzet Celasin

Trad. De Carmen Freixanet. Lengua de Trapo. Madrid, 2010. 421 págs.

Mientras en cualquier publicación generalista la jerarquía de intereses políticos es tajante —asuntos nacionales e internacionales—, para la literatura, en cambio, dicha relación es, cuanto menos, confusa. Las tensiones que envuelven a la ficción a la hora de abordar la historia y la política oscilan entre la recreación de mitos recurrentes (y que al interior de nuestras fronteras se traduciría en una hemorragia de títulos sobre Guerra Civil, postguerra, transición…), y el desdén más absoluto hacia esta clase de cuestiones, espoleado en buena medida por un paradigma interpretativo según el cual la historia de la literatura se confunde con la historia de la narrativa (la Historia de las formas de contar historias), de tal modo que sus contenidos tienden a ocupar una incómoda posición secundaria. De hecho, el propio autor de Cielo negro, mar negro, se negaría a sí mismo como escritor político después de haber obtenido el premio Gyldendal a la mejor novela política en 2007: el suyo, precisamente, sería un discurso que alimentase el paradigma anterior, al admitir que su única intención era narrar una historia atractiva a sus lectores. Todo ello no hace más que situar en unas coordenadas complejas y llamativas la ficción del escritor turco, ahora refugiado en Noruega, Izzet Celasin (Estambul, 1958).

Entre las numerosas preguntas que propone Celasin —probablemente sin quererlo—, tal vez sean éstas las que hace avivar los nervios de sus lectores: ¿Cómo enfrentarse, desde este otro extremo del continente, a esta ficción política sobre Turquía, ubicada en los turbulentos años que componen el final de la década de los setenta?, ¿qué armas —de las que carecemos— precisamos para descodificarla?, ¿por qué otros géneros que sí inciden en la forma, como el policial o la ciencia ficción —que en un momento pudieron ser leídos como literatura menor—, hoy disfrutan de un estima generalizado, mientras la literatura política se sigue leyendo con sospecha?, ¿y en verdad —y en un plano claramente ético—, debería importarnos en algo esta historia de Turquía? He aquí el aspecto más crucial de la novela: el cuestionamiento al animal político que implica a sus lectores (muy a la manera, por cierto, de autores como Naipaul o Coetzee).

Al menos desde Mustafá Kemal, la historia reciente de Turquía supone un maremágnum de intensas contradicciones, que colocan al estado euroasiático en una esquizofrénica encrucijada geopolítica (ahí quedan las relaciones con Estados Unidos, Israel, los países musulmanes, Europa, el pueblo kurdo, Rusia…) y cultural (la eterna ansiedad entre la occidentalización y la tradición del Islam, ya abordada por Orhan Pamuk). En palabras de Celasin, su tema podría pasar por «cien años de integridad, autoridad y tradiciones». Para el caso, Cielo negro, mar negro inicia su trayecto en Estambul, durante la manifestación de trabajadores del primero de mayo en 1977, es decir que el elemento perturbador deja de ser Occidente para convertirse, yendo un paso más allá, en la amenaza del socialismo: «mientras delante de nosotros escuchábamos lo malvados que eran los nacionalistas maoístas, en las últimas filas sonaban condenas a los social-fascistas soviéticos», recuerda el narrador, precisamente sobre los años que iban a jalonar «el fin de la inocencia». Y en su esqueleto argumental, armado en la relación entre el protagonista y su relación con Zuhal, Cielo negro, mar negro propone dilemas morales irresolubles: ¿la deseo porque soy revolucionario, o soy revolucionario porque la deseo? El interés privado frente a la cosa pública, o la tradición y el cambio, serán dos de los pares antitéticos más presentes en la novela de Celasin: dos asuntos, por lo demás, que aun siendo lugares comunes, adquieren todo su significado en este exótico contexto sociopolítico.

(publicado en Quimera 328, marzo de 2011)

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Supongo que habrás leído este artículo: http://www.revistaenie.clarin.com/literatura/ficcion/Gonzalo_Garces_0_403159882.html

Ibrahim B. dijo...

No. No lo había leído, pero creo que me va a llevar tiempo. Me lo apunto. Gracias.