12:37 a.m.
Estoo…
Ante la perseverancia del aullido del rinoceronte eléctrico, el fontanero apuñalado en el área lumbar exhortó:
¿Pero qué **** te está pasando, tíioo? ¡Reacciona de una **** vez!
2:22 p.m.
No sé si alguna vez les he hablado de mi teoría acerca de los canelones y lasañas protegidos por una pantalla de plástico transparente como herramienta disuasoria de la violencia del ciudadano hiperestresado y/ o alienado en la medida que este experimenta su particular canalización extática de sus pulsiones violentas acumuladas en ese instante en el que emula la célebre escena hitchcocktiana de la ducha y el (fálico) cuchillo sobredimensionado. Respecto a ello, pienso, habría que añadir una posible estrategia mercadotécnica más o menos artera, como de crimen perfecto (admitamos desde ya que pocos son quienes se detienen a reflexionar sobre las pantallas de plástico de los alimentos precocinados), a la hora captar clientes potenciales: frente a la lasaña tradicional que se mete al microondas y ya, el consumidor tipo, ese [yuppie] que no va a desperdiciar su preciado tiempo erigiendo las distintas capas del alimento italiano, prefiere masacrar con saña la ****** **** pantalla de plástico, ¡SÍ!
Dios mío, estoy *********** abatido. ¿Dónde demonios se encuentran las ideas? Qué patetismo. Qué patetismo…
Mierda.
[Tic. Tac. Tic. Tac.]
Alguien, un tipo bastante más listo que yo, me dijo una vez que aquella ********** mía de las lasañas se veía invalidada por no sé qué ******* relacionadas con la preservación del vapor y tal.
4:57 p.m.
Estoy perdiendo mi **** tiempo intentando componer un ****** relato que nunca tendrá lugar.
Conviene señalar, pues, las insistentes manifestaciones post(porno)marxistas halladas en [Tictac, tictac] el seno de…
Bah. Basura.
[Tictac, tic, tac.]
Ante la mediocr….
Nada.
Ibrahím B. tomó el ascensor y allí se encendió un cigar...
¡Chequeraut!
Deja de hacer el **********. Porque vamos, ya te vale.
Ante la mediocridad percibida en los círculos acadé…
Ni de broma.
[Suspiro]
[Suspiro]
5:56 p.m.
En una mesa, dibujo lo siguiente:
Pongamos por caso un destornillador.
(!) ¡Imbécil!
[Uñas rechinando contra pantalones tejanos]
Mi tolerancia a los estimulantes legales es digna de [Tictac, tictac] investigación universitaria. Ayer mismamente tomé [mocos sorbiéndose] tres cafés por la mañana, uno con leche y dos cortados; luego de comer otro, y una C_c_-C_l_™ a media tarde. Al llegar a casa a eso de las ocho, bebí tres tazas de P_ps_™. Por último [Tic. Tac. Tic, tic. Tac.], a las diez y media de la noche, bebí dos [Tictac, tictac, tictactictac, tictactictac] R_d B_ll™ recién sacados del congelador; de dos tragos cada uno. (Súmese casi la totalidad de una cajetilla de tabaco, y, si quieren, la tableta de chocolate negro N_stl_™: alto contenido en serotonina) Pues bien, cualqu[Tictactictactictactictac]ier otro en mi lugar hubiese padecido un acceso de desesperante insomnio. Yo [Tic] no. Yo [Tic], que vivo desde hace años con un inquietante temblor de manos que me anticipa un futuro de enfermedades degenerativas, progresiva pérdida de facultades cognitivas y [Tac] demás; yo [Tac], digo, a medianoche, estaba *********** destrozado. ***********. Como siempre. Y como siempre, caí rendido sobre la cama a esa hora. Al poco rato [Tic, tac, tic, tac] soñé que estaba en una biblioteca ********* a una chica que rondaba la mayoría de edad, el pelo rubio a lo Cleopatra, y esa altivez y desagrado que caracterizan a las adolescentes extremadamente guapas; y más adelante [Tic, tac, tic, tac], que estaba en un congreso de escritores de vanguardia —para mi desconcierto (?), todos ellos vestidos de negro, de pies a cabeza— dictando mi particular conferencia sobre lasañas y técnicas [Tac] mercadotécnicas [Tac], y la urgente necesidad de [Tac] empezar a [Tac] producir [Tac] hechos literari[Tac]os siguiendo ese fundamental principio de [Tac] creativi[Tac]dad publici[Tac]taria de [Tac] fagocitarlo todo —lo pro-sistema y lo anti-sistema— y vaciarlo de su contenido original.
Al día siguiente [Tac] me levanté destrozado.
[Tac]
#####Diagnóstico de muerte cerebral#####
6: 41 p.m.
Se abre el telón y sale un tipo apostado en la puerta de un colegio entregando caramelos: llega un muchacho de Jaén y le da uno. Llega otro de Palencia y también. Otro de Albacete y también. Luego, por último, llega uno de Bilbao y le niega el caramelo. ¿Cómo se llama el actor?
Al Patxi no.
Ji, ji, ji.
Qué vergüenza. Dios, dios, dios.
4 comentarios:
Lo del chiste (muy bueno, por cierto), supongo que forma parte del efecto túnel tras la muerte cerebral. Lo que no sé es si San Pedro se lo cuenta al personaje o más bien ocurre a la inversa. En fin, supongo que no importa.
Ahí has estado agudo, hautor, aunque en realidad ni siquiera yo sé qué demonios hace un chiste ahí. Nihilismo del capital en estado puro; eso que tú resumiste a la perfección en el blog de Vicente con el eslogan exhortativo "que os jodan". O, desde otro punto de vista: la importancia radical del elemento intuitivo en el relato, como el montaje de Inland Empire o la literatura de W.S. Burroughs. Ese tío sí que era bueno. Ay.
Un abrazo,
Me ha gustado, también me he reido un rato. Sobretodo desde la 4:57 p.m. hasta las 5:56 p.m. jeje.
La crisis de ideas, Status. Qué te voy a contar que tú no sepas.
Un abrazo,
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