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lunes, 21 de diciembre de 2009

Patricio Pron y la pervivencia de la fábula

Dos cuestiones me plantea ‘El comienzo de la primavera’, la excelente novela de Patricio Pron que en 2008 obtuviera el Premio Jaén. La primera tiene que ver con cuestiones estéticas, a saber: ¿por qué parece conducir de manera irremediable al éxito la simbiosis entre el espacio centroeuropeo y la erótica de la Academia? Piénsese en el ejemplo clave de “La parte de los críticos” (‘2666’), donde el argumento también lo ocupa la busca de un escritor desafortunado en su difusión y al que la historia no ha prestado apenas interés: quién sabe si metáfora o no de la voluntad de hallazgo del referente arcano por parte del intelectual contemporáneo, sospecho. La segunda idea me remite a la demostración que Pron hace de su capacidad como narrador ‘puro’ o excelente contador de historias junto al fuego: en una época —y en una geografía como es la nuestra— donde el relato se ha disuelto en otras disciplinas humanísticas como puedan ser el ensayo, la hermenéutica o la semiología, Pron trabaja un argumento en donde poco parece dejado de la mano del azar y la escritura libérrima. Casi como si del guión de un blockbuster se tratase, no es casual que los puntos de giro fundamentales tengan lugar en las páginas 74 y 154 de esta novela de 241 páginas, esto es, coincidiendo con los límites del primer y segundo tercio físico de la novela. E intuyo: si la literatura norteamericana contemporánea ha sobresalido por la investigación cultural que desarrolla en su ‘Gran novela’, ‘El comienzo de la primavera’ legitima una corriente latinoamericana en la que el retorno a la fábula adquiere todo su sentido. Tomamos nota.

2 comentarios:

El Miope Muñoz dijo...

Cuando saca su lado Bloom mixed with a Bordieu glasses, usted tiene toda la razón del mundo. Lo importante ya lo vio Pynchon en su reseña del Times de GABO y su masterpiece love in the times of the cholera: ¡en esta era descreída, lo cojonudo es articular una fábula (de amor, se refería Pynchon)! So that.

Luna Miguel dijo...

Estoy enamorada de la hija loca.