Conservad la calma: la literatura no cambiará ninguna actitud; si acaso reforzará las ideas preconcebidas (funcionalismo americano). No olvidemos que es el lector quien tiene la última palabra y la única interpretación (teorías del lector). Mi literatura más inmoral es tan válida cuando seduce a los más heterodoxos consumidores como cuando es despreciada, rasgada y admitida dentro del catálogo de libros prohibidos por los lectores auténticamente izquierdistas. Su efecto es, a la postre, igual que el que sigue a la lectura de un poema social.
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