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viernes, 9 de mayo de 2008

Charla-coloquio (callejera, MUY callejera) sobre el último de Brieva

Another brilliant exercise of automatic writing (*) applied on Criticism & Books review

By Ibrahím B.


¿Estás loco, tío?, solo a ti se te ocurre contrariar el significado de un libro nada menos que a su propio prologuista como si tu determinación por convertir en materia creativa la vanidad te hiciera transgredir la ironía y situarte por encima del bien y del mal chaval; no sé, no sé chico, pero puede que ya hayas caído del lado del sensacionalismo crítico la controversia gratuita y toda tu dignidad a partir de ahora se venga abajo como un jodido castillo de naipes entiendes, pero en cualquier caso ese es tu problema, tío, y no el mío.

Eh, eh, eh, cuidado con lo que hablas muñeca, porque cuando yo, yo, no tú; afirmo que Brieva no es un dibujante estrictamente político, tal como asegura Alba Rico en ese prólogo a Dinero que sacas a colación, lo que quiero decir es que afrontar esta movida no tiene nada que ver con exponerse a Le Monde Diplomatique, por decir algo. Qué sé yo. No sé si me entiendes. Lo que digo es que Brieva, aunque se trate de un auténtico dinamitero social rollo Y. B. que no sólo se ríe de la tomadura de pelo del capital sino también de las oenegés los antisistema la pose de los intelectuales de izquierda e incluso de sí mismo, como por ejemplo esa viñeta en la que en el cuartel general de Clismón un muñeco aconseja a los editores del fanzine Dinero meter «más señores en traje y corbata» por el éxito que implican; digo, decía, ¿qué decía…?, ah sí, digo que Brieva no es doctrinal, admite un abanico mucho más amplio de lectores sabes, porque para eso y no para otra cosa es útil el sentido del humor. Ya hablé en una ocasión de la doble lectura que ofrecía y no pienso volver a repetirlo, así que chapa la guapa y sigue mi flow bonita. Además. Qué coño. Si no tuviese un amplio espectro de posibles lectores te aseguro que desde luego no sería Mondadori la editorial que lo publicase. Está claro, ¿no? Esa es mi tesis. Y me da igual si Brieva está o no de acuerdo conmigo, como también insisto en que si no fuera por su procedencia periférica, o sea el mundo del comic y tal, Brieva debiera considerarse como una de las mentes creativas más relevantes de nuestro tiempo, y ojo que si digo mente creativa y no me centro exclusivamente en el mundo del comic es porque para mí, insisto: para mi yo; los cubículos entre manifestaciones artísticas están ya obsoletos, jodidamente obsoletos me entiendes no? Quién si no Brieva diseña entonces un cartel donde vemos al manido y harapiento niño sudamericano con el moquito cayéndosele de la nariz y un texto arriba que reza «En la actualidad, más de 580 millones de niños en el mundo no saben ni siquiera escribir su nombre… No podemos quedarnos de brazos cruzados…» Y abajo: «¡Hay que suspenderlos!» Eh, dime, ¿quién lo hace? En fin, elijo este ejemplo porque es fácil su descripción textual, pero también podría haberte hablado de su sarcasmo para con el mundillo intelectual; echa un ojo si no al análisis semiótico de las mascotas de marcas de pipa como la pipa-menhir de Grefusa o esas otras viñetas que denuncian uno de mis preferidos frentes de batalla abiertos aún: los violetos, como diría Cadalso, o el actual academicismo, ¿eh?, acuérdate, acuérdate de la portada de “El intelectual del mes”, en la que un tal Shirley Wallace dice: «las medidas de mi cerebro son 90-60-90. ¡Ah!... Y también fui catedrático en Harvard… ¿No se sienten ustedes… calientes?» Y ya flipas si hablamos de la excelente revisión de la idea de Chomsky de que el capitalismo absorbe indiscriminadamente cualquier clase de manifestación cultural, idea que por cierto fue puesta del revés años más tarde con McCaffery cuando a éste se le ocurrió afirmar algo así como que no había que calificar de corruptor al sistema ya que ni siquiera éste sabe ni lo que está vendiendo, ¿no te parece cachondo? La cosa, decía, es la viñeta en el hotel excelse, en Miami, dentro de veintipico años; Brieva representa la VII convención anual de amantes del comunismo «en un ambiente cálido y lujoso, los aficionados de tan pintoresca disciplina pudieron […] intercambiar objetos, insignias y demás afiches de coleccionista», y etcétera etcétera. (**)

(*) Obviamente, no parece éste momento adecuado para rescatar a los surrealistas, si bien salta a la vista de todos que cualquier conversación coloquial no deja de ser un ejercicio de escritura automática, con sus idas y venidas, y los errores gramaticales y…

(**) Por si no ha quedado lo suficientemente claro y mi narcisismo a la hora de explicar el presente experimento crítico os ha distraído para mal, diré ahora que acabáis de alcanzar, no sin una evidente conducta heroica por vuestra parte, el final de la crítica al último de Brieva, que todo lo anteriormente dicho se resume en que compréis el jodido libro. Sí, esto es lo que yo llamo publicidad para targets difíciles, teoría que puede que incluso rescate cualquier día de estos. ¡Comprad Dinero, cabrones!

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Dejo aquí el link a una entrevista realmente bien editada para ser de rollo casero.

http://www.irreverendos.com/?p=1243

A ver si le hago un sitio a Dinero en mi presupuesto

Genial reseña en plan freestyle (con permiso del Sr. Lobo)

Ibrahim B. dijo...

Vi la entrevista hace ya bastante tiempo, pero ahora que la vuelvo a visionar tengo menos dudas sobre el carácter político de Brieva: definitivamente él no es doctrinal. Es humorista, y muy independientemente de la lectura entusiasta de Santiago Alba Rico en el prólogo a Dinero con respecto al posible carácter ético/ normativo de la publicación: "El arte genial de Miguel Brieva -dice Alba Rico- es de los que te hacen reír sólo a la mitad del camino y de los que te obligan después a recorrer, quieras o no, la otra mitad. Con estas dos mitades debemos intentar alejar el abismo."

En cuanto a tu presupuesto, el otro día me comporté como un hombre y gasté 33 pavazos entre Brieva y Vilas. La presión social me pudo, sí, pero qué buena inversión. Y por cierto, y vinculándolo con los eruditos a la violeta de los que antes hablaba [y aquí, en aras de una conducta ejemplar, he de admitir que la lectura de Cadalso no es sino obligada por la universidad], Vilas tira un molotov brutal contra estos tipejos con el capítulo de las tesis suspensas. The Velvet Underground y el Dúo Dinámico... Comparaciones hiperbólicas, en fin...

Un abrazo,