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martes, 3 de febrero de 2009

Did you ever feel ridiculously sad?


Publicista dotado de velocísimas pelotas de tenis como neuronas transmite su humanidad cuando comunica a su amante el desierto de ideas que atraviesa (crisis del genio: topoi 1): así es como comienza la serie Mad Men. Algunos miles de kilómetros de distancia, la situación es la que sigue: Un domingo cualquiera alguien rememora esa noche anterior con final feliz incorporado; despierta, decimos, junto a su compañera, y finge dormir durante un par de horas para encumbrar la simbólica sincronía de despertarse en un único instante. Tras abandonar ella el apartamento, nuestro personaje deviene espectador de un tiempo que rabiosamente se diluye por la cañería, claro, «con todo por hacer» (topoi 2). Estamos refiriéndonos al track que lleva por título Did you ever feel ridiculously sad?, sexto del sobresaliente LP I am becoming what I hate the most (The Secret Society —inmejorable Pepo Márquez, por cierto, a la hora de titular trabajos); una pista en la que el músico —igual que en ese primer capítulo de Mad Men— vuelca la interpretación binaria-disonante con que nuestra cultura de workaholics asume las relaciones humanas: por un lado, el individuo consciente de que nada como encontrar un espejo donde reconocerse a fin de aliviar la ansiedad por el status (alguna vez hemos aludido a ello ya: “El neón de siempre”, de David Foster Wallace, es bíblico para ilustrar semejante idea) y cavar una falla como cortocircuito a las acciones sistematizadas (mejor esto que hablar de atávicas alienaciones —¿no?—); por otro, cierta culpabilidad postindustrial ante la pausa de la producción o la inutilidad para el foro público que implica nuestra satisfacción personal a través del amor/ sexo – Y ahora sí. Mi consejo: no se pierdan mañana a The Secret Society en La Palma, Madrís. ¡Wow!




The Secret Society - Lights on don't mean i'm home

1 comentario:

Luna Miguel dijo...

Si, a la pregunta.





Entre otras cosas, por no poder ir al concierto.




Saludi, Tribunal Boy.