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jueves, 11 de diciembre de 2008

Lo llamaré piedra angular

Alguien escribe una novela de 2.913 páginas; luego, el más sagaz, pertinente, rutilante, independiente y genial de los críticos la devasta en su totalidad [de ahí al efecto snowball]: hubiese sido suficiente variar la dirección del enciclopédico proyectil apenas unos milímetros en el mapa de coordenadas —haciendo uso, claro, de las mismas energías— para dar en el blanco y no hacer aguas.